¿Cuando es el momento de re-estructurar pasivos?

La situación económica que vivimos hace que cada vez más las empresas acaben presentando concurso de acreedores, lo que, en la mayoría de los casos, acaba incluyendo la reestructuración de su deuda con bancos y acreedores.

Pero, ¿qué significa que una empresa reestructure su deuda? Pues ni más ni menos que el proceso que se realiza cuando una empresa deudora no está en condiciones de pagar los compromisos que ha contraído o cuando ambas partes, por diversos motivos, prefieren modificar los términos de la deuda previamente pactada. Como en muchos casos no es posible o no es conveniente ejecutar la deuda (rematando, por ejemplo, los bienes dados en prenda) se procede a negociar nuevos términos para su pago.

Las empresas se enfrentan actualmente a nuevos desafíos que es necesario vencer y sobre los que, en ocasiones, se carece de la experiencia y los conocimientos necesarios para abordarlos. El complejo entorno en el que nos movemos actualmente y la situación económica están provocando situaciones muy duras para muchas de nuestras empresas, que se sienten desbordadas y tienen grandes dificultades para reaccionar adecuadamente y tomar las decisiones acertadas. Por otro lado, la escasez de crédito que se ha vivido durante los últimos años y que todavía continúa, en nada ayuda a las empresas a salir de esta situación.Llegado

el momento en que la empresa no puede hacer frente a sus pagos, hay que preparar un Plan de Reestructuración y de Renegociación de Deuda Bancaria. Y este plan de reestructuración debe contemplar el nuevo modelo de desarrollo económico, así como un plan de financiación del mismo. Es por ello por lo que el plan de reestructuración de deuda debe ser integral (debe dar cobertura al modelo de negocio, a las diferentes estrategias de la compañía, etc.), debe estar elaborado siguiendo una metodología racional y ajustado a ley y es preciso que sea ejecutado por un equipo directivo competente y capaz. Si falla cualquiera de estos tres conceptos, el plan de reestructuración fracasará y además no generará credibilidad ni ante la propia empresa ni ante terceros (entidades financieras, sobre todo, en estos momentos). En estos casos, es fundamental contar con asesores expertos para no cometer errores graves.

Las entidades financieras son las primeras interesadas en que no se produzca un cierre masivo de empresas porque podrían tener graves problemas para el cobro de sus deudas a la par que esto lo que haría sería reducir el tejido empresarial que, en esencia, es la base del negocio para dichas entidades. Así que empresas (con un nuevo modelo de crecimiento, un plan de reestructuración o de negocio, un equipo directivo capaz y con credibilidad) y entidades financieras (que necesitan recuperar sus créditos, reducir la tasa de morosidad y aumentar su inversión crediticia, pues ese es su negocio) están hoy más que nunca condenadas a entenderse.

Las autoridades económicas han efectuado una clara apuesta por el fomento de la refinanciación y la reestructuración de la deuda empresarial. Aunque la ley presenta aspectos mejorables, las entidades de crédito y demás acreedores financieros, deben hacer un esfuerzo para identificar aquellas empresas que, a pesar de su deuda, siguen siendo productivas.

El cambio, la normativa ha allanado el camino y ha introducido medidas realistas que permiten superar las dificultades identificadas. Es pues el momento de hacer un uso razonable de las nuevas vías abiertas, aplicando de forma adecuada políticas de refinanciación y reestructuración de la deuda que permitan, a aquellas pequeñas y medianas empresas viables, continuar generando empleo y riqueza.

Si su compañía se encuentra en una situación de impago no dude en ponerse en contacto con nosotros, podemos asesorarlo. [email protected]

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